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Badia Prataglia

Badia Prataglia

Un pequeño pueblo inmerso en la reserva natural del Parque de los Bosques de Casentino

Badia Prataglia es un pequeño pueblo situado en el borde nororiental del valle de Casentino, en la frontera entre Toscana y Romaña.
Su territorio se encuentra enteramente dentro del Parque Nacional de los Bosques de Casentino, de la Montaña Falterona y de Campigna y su historia ha estado fuertemente influenciada por la presencia de los monjes, Pratagliesi y Camaldolesi, y la relación que han establecido gradualmente con el bosque que rodea al pueblo.

Qué puedes ver en Badia Prataglia

Badia Prataglia tiene una estructura urbana muy particular, formada por pequeños núcleos habitados - llamados Castelletti - dispersos no muy lejos unos de otros, entre bosques de castaños y abetos. Hoy en día, los mismos están unidos por un sendero, con paneles descriptivos, que permite a los visitantes entrar en contacto con las tradiciones, la historia y los recuerdos de estos lugares.

No te pierdas la Parroquia Santa Maria Assunta, el único resto de una abadía construida en el 986 y consagrada en el 1008. La cripta es de la época romana, como lo demuestran algunos de los capiteles. La pila bautismal y los altares laterales datan del 1630, mientras que el aspecto actual del conjunto -con una sola nave con celosías de madera- se debe a los restauraciones que se realizaron durante el Siglo XIX.

En Badia Prataglia hay dos interesantes realidades vinculadas al mundo de los árboles y los bosques.
El Museo Forestal, dedicado al ingeniero forestal bohemio Karl Siemon, llamado a administrar los bosques de la zona por el Gran Duque de Toscana Leopoldo II en el 1837, ofrece la oportunidad de descubrir todo sobre los bosques de Casentino y la historia del trabajo forestal. Aquí se pueden admirar fotos, gigantografías de flora y fauna de los Apeninos, una maqueta de la geología del territorio, reconstrucciones de entornos naturales y hallazgos de mamíferos de los Apeninos. 

Junto al museo se encuentra el Arboreto Carlo Siemoni, el más antiguo de Italia, plantado a mediados del siglo XIX por Siemon, para crear un sitio de experimentación y aclimatación de especies forestales exóticas, árboles autóctonos y seculares de numerosas especies. Tiene una superficie de 3 hectáreas y 139 especies arbóreas de numerosos países de la faja templada: entre otras cosas, hay árboles "míticos" como el secuoyas gigantes de California o Criptomeria, planta sagrada de Japón de la cual se obtiene la única madera con la que se pueden construir templos sintoístas.

Badia Prataglia tiene una estructura urbana muy particular, formada por pequeños núcleos habitados - llamados Castelletti - dispersos no muy lejos unos de otros, entre bosques de castaños y abetos. Hoy en día, los mismos están unidos por un sendero, con paneles descriptivos, que permite a los visitantes entrar en contacto con las tradiciones, la historia y los recuerdos de estos lugares.

No te pierdas la Parroquia Santa Maria Assunta, el único resto de una abadía construida en el 986 y consagrada en el 1008. La cripta es de la época romana, como lo demuestran algunos de los capiteles. La pila bautismal y los altares laterales datan del 1630, mientras que el aspecto actual del conjunto -con una sola nave con celosías de madera- se debe a los restauraciones que se realizaron durante el Siglo XIX.

En Badia Prataglia hay dos interesantes realidades vinculadas al mundo de los árboles y los bosques.
El Museo Forestal, dedicado al ingeniero forestal bohemio Karl Siemon, llamado a administrar los bosques de la zona por el Gran Duque de Toscana Leopoldo II en el 1837, ofrece la oportunidad de descubrir todo sobre los bosques de Casentino y la historia del trabajo forestal. Aquí se pueden admirar fotos, gigantografías de flora y fauna de los Apeninos, una maqueta de la geología del territorio, reconstrucciones de entornos naturales y hallazgos de mamíferos de los Apeninos. 

Junto al museo se encuentra el Arboreto Carlo Siemoni, el más antiguo de Italia, plantado a mediados del siglo XIX por Siemon, para crear un sitio de experimentación y aclimatación de especies forestales exóticas, árboles autóctonos y seculares de numerosas especies. Tiene una superficie de 3 hectáreas y 139 especies arbóreas de numerosos países de la faja templada: entre otras cosas, hay árboles "míticos" como el secuoyas gigantes de California o Criptomeria, planta sagrada de Japón de la cual se obtiene la única madera con la que se pueden construir templos sintoístas.

En los alrededores

Visitar el territorio de Badia Prataglia significa explorar el territorio de Casentino y su Parque Nacional de los Bosques de Casentino, una de las zonas forestales más incontaminadas de Italia. Esta importante zona protegida se extiende en un área de 37.000 hectáreas y está atravesada por más de 600 kilómetros de senderos para caminar, 20 itinerarios dedicados al ciclismo de montaña, 9 senderos-naturaleza para la interpretación naturalística y dos trayectos con alta accesibilidad, perfectos también para personas ciegas y para personas con dificultades para caminar. 

En la localidad La Casina, vale la pena visitar la singular Capilla de la Virgen de Lourdes, una pequeña iglesia también conocida como la "Gruta" porque fue construida contra una roca que forma la pared trasera. Construida en el 1939 por el sacerdote Lorenzo Mondanelli, nacido en Badia Prataglia y misionero en Sudamérica, la iglesia fue dedicada por el sacerdote a la Virgen de Lourdes porque estaba convencido de que había sido salvado por ella de un terremoto en Chile y de un incendio a bordo de un barco.

Desde Badia Prataglia se puede partir a descubrir muchos lugares interesantes y fascinantes, tanto naturalísticos como históricos, artísticos y religiosos, como el Monasterio de Camaldoli y el Santuario de La Verna.

Visitar el territorio de Badia Prataglia significa explorar el territorio de Casentino y su Parque Nacional de los Bosques de Casentino, una de las zonas forestales más incontaminadas de Italia. Esta importante zona protegida se extiende en un área de 37.000 hectáreas y está atravesada por más de 600 kilómetros de senderos para caminar, 20 itinerarios dedicados al ciclismo de montaña, 9 senderos-naturaleza para la interpretación naturalística y dos trayectos con alta accesibilidad, perfectos también para personas ciegas y para personas con dificultades para caminar. 

En la localidad La Casina, vale la pena visitar la singular Capilla de la Virgen de Lourdes, una pequeña iglesia también conocida como la "Gruta" porque fue construida contra una roca que forma la pared trasera. Construida en el 1939 por el sacerdote Lorenzo Mondanelli, nacido en Badia Prataglia y misionero en Sudamérica, la iglesia fue dedicada por el sacerdote a la Virgen de Lourdes porque estaba convencido de que había sido salvado por ella de un terremoto en Chile y de un incendio a bordo de un barco.

Desde Badia Prataglia se puede partir a descubrir muchos lugares interesantes y fascinantes, tanto naturalísticos como históricos, artísticos y religiosos, como el Monasterio de Camaldoli y el Santuario de La Verna.

Eventos

Los ritos populares y religiosos, las antiguas tradiciones y la relación secular con el bosque y el trabajo de la madera son la base de los numerosos eventos folclóricos en Badia Prataglia.

La Cenavecchia es una de las tradiciones más importantes:  la noche de la víspera de la Epifanía los niños del pueblo van de Castelletto a Castelletto, casa por casa, cantando y bailando enmascarados como "befani" (viejas brujas).

De la misma forma van también los protagonistas del Cantar Maggio, un ritual vinculado al ritmo de las estaciones y todavía muy popular en algunas zonas rurales de Toscana. Durante la noche, entre el 30 de abril y el 1º de mayo, los jóvenes del pueblo, en grupos, llaman a las puertas y cantan los tradicionales estribillos para propiciar una buena temporada para la cosecha, pero también para el amor, recibiendo a cambio una "ofrenda" en productos agrícolas.

La Fiesta de los Fuegos -que se celebra el 8 de septiembre para conmemorar el día en que, en el 1008, el obispo de Arezzo consagró la iglesia de Badia Prataglia a Santa Maria Assunta. Surgió como una competición entre Castelletti por el fuego más grande y duradero, alrededor del cual los habitantes se reunían para cantar, durante la tarde del 7 de septiembre. A lo largo de las décadas, la fiesta ha cambiado sus características y recurrencias y hoy, por razones de seguridad, se celebra con un único gran fuego en la plaza central de Badia Prataglia.

No te pierdas la Mangialonga, un conocido paseo gastronómico entre los Castelletti, durante el cual podrás degustar los platos típicos de la zona mientras disfrutas del aire fresco de los bosques y del encanto de la naturaleza; el evento suele tener lugar el primer o segundo sábado de agosto. 

Los ritos populares y religiosos, las antiguas tradiciones y la relación secular con el bosque y el trabajo de la madera son la base de los numerosos eventos folclóricos en Badia Prataglia.

La Cenavecchia es una de las tradiciones más importantes:  la noche de la víspera de la Epifanía los niños del pueblo van de Castelletto a Castelletto, casa por casa, cantando y bailando enmascarados como "befani" (viejas brujas).

De la misma forma van también los protagonistas del Cantar Maggio, un ritual vinculado al ritmo de las estaciones y todavía muy popular en algunas zonas rurales de Toscana. Durante la noche, entre el 30 de abril y el 1º de mayo, los jóvenes del pueblo, en grupos, llaman a las puertas y cantan los tradicionales estribillos para propiciar una buena temporada para la cosecha, pero también para el amor, recibiendo a cambio una "ofrenda" en productos agrícolas.

La Fiesta de los Fuegos -que se celebra el 8 de septiembre para conmemorar el día en que, en el 1008, el obispo de Arezzo consagró la iglesia de Badia Prataglia a Santa Maria Assunta. Surgió como una competición entre Castelletti por el fuego más grande y duradero, alrededor del cual los habitantes se reunían para cantar, durante la tarde del 7 de septiembre. A lo largo de las décadas, la fiesta ha cambiado sus características y recurrencias y hoy, por razones de seguridad, se celebra con un único gran fuego en la plaza central de Badia Prataglia.

No te pierdas la Mangialonga, un conocido paseo gastronómico entre los Castelletti, durante el cual podrás degustar los platos típicos de la zona mientras disfrutas del aire fresco de los bosques y del encanto de la naturaleza; el evento suele tener lugar el primer o segundo sábado de agosto. 

Productos y platos típicos

Durante siglos, la madera procedente de los bosques circundantes ha sido la base del trabajo y la artesanía de Badia Prataglia, con verdaderos artistas del material.

Una historia y un vínculo que también se puede encontrar en los platos típicos, como, por ejemplo, acquacotta alla tagliatora, un plato sencillo pero enérgico, hecho con pan toscano duro, verduras, tomates, ajo y cebollas, que los leñadores comían tradicionalmente.

En la base de la cocina local, también influida por la proximidad de la frontera de Romaña, se encuentran los productos del bosque - setas , castañas, trufas - y de la cría de cerdos y ovejas. Por ejemplo, el fruto de los bosques de castaños que rodean Badia Prataglia se come de muchas maneras diferentes: fresco, asado, hervido, seco o molido, para obtener harina dulce, el ingrediente básico de muchos platos.

Durante siglos, la madera procedente de los bosques circundantes ha sido la base del trabajo y la artesanía de Badia Prataglia, con verdaderos artistas del material.

Una historia y un vínculo que también se puede encontrar en los platos típicos, como, por ejemplo, acquacotta alla tagliatora, un plato sencillo pero enérgico, hecho con pan toscano duro, verduras, tomates, ajo y cebollas, que los leñadores comían tradicionalmente.

En la base de la cocina local, también influida por la proximidad de la frontera de Romaña, se encuentran los productos del bosque - setas , castañas, trufas - y de la cría de cerdos y ovejas. Por ejemplo, el fruto de los bosques de castaños que rodean Badia Prataglia se come de muchas maneras diferentes: fresco, asado, hervido, seco o molido, para obtener harina dulce, el ingrediente básico de muchos platos.

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